Sarah Ferguson logró educar a sus dos hijas, la princesa Eugenia y la princesa Beatriz, de una manera ejemplar, dándoles lecciones de vida sobre como comportarse ante las rabietas que hacían de niñas.
Según la duquesa de York, a las princesas no se les permitió ninguna queja y ningún gemido, ya que ‘nacieron para aprender sobre la caridad y para dar‘ logrando con esto que en un futuro fueran generosas y empáticas con las demás personas y con su vida propia.
Con respecto a la crianza, además de lo anteriormente comentado, Sarah Ferguson reveló que cuando sus hijas se quejaban sobre algún asunto, su manera de educarlas era diciéndoles que las iba a dejar afuera de casa, sufriendo un poco por el frío.
‘Cuando eran niñas si se quejaban les decía que las dejaría afuera en el frío, entonces se quejaban y yo decía bueno imagina que estás en medio de la nada, sin un abrigo, y nunca puedes conseguir uno‘, según ella tan pronto decía eso las dos dejaban de hacer las pataletas, las cuales siempre eran porque estaban viendo ‘Barbie’ y no otras cosas, entre otros asuntos ‘tontos‘.