El día de la boda de Meghan Markle y el príncipe Harry fue un día de mucho furor internacional, pues el hijo menor del rey Carlos III finalmente se comprometía con su esposa, con la cual hoy sigue manteniendo una relación y una familia con dos hijos. Y aunque el día fue muy feliz para muchas personas, se dice que no fue lo mismo para la reina de Isabel II, en parte, pues ella sentía cierta incomodidad por algunos detalles que ocurrieron.
La autora real Ingrid Seward expresó que a la reina Isabel II le molestó un poco el hecho de que el rey Carlos fuera quien entregara a la novia, pues a última hora el padre de Meghan Markle le dijo que no podía asistir por problemas de salud: ‘La reina no se sentía cómoda con que el príncipe de Gales (en ese momento) sustituyera al padre de Meghan‘.
Pero además también relata que hubo otra incomodidad de la reina y era que su esposo, el príncipe Felipe, de 96 años, tuviera que caminar hacia el altar sin bastón a tan solo 5 semanas de haber sido operado por un reemplazo de cadera, aunque se desconoce el porqué debía caminar sin bastón. Otro hecho que tampoco fue del agrado completamente de la monarca fue el vestido de la duquesa de Sussex de Givenchy que ‘era demasiado blanco’, pues para ella no era apropiado que una persona que se había divorciado y se casara nuevamente por la Iglesia luciera tan extravagantemente virginal con un tono demasiado blanco y ‘puro’.