Es bien sabido que los miembros de la familia real británica son figuras bastante importantes para el Reino Unido, no solo por las tradiciones o el simbolismo histórico que se ha prevalecido desde el medioevo, sino también porque representan un grado de influencia en el estado, por esto, la institución real no escatima en gastos en cuanto a la seguridad de estos.
Y aunque no es muy mencionado, los royals suelen adoptar nombres en clave, y el motivo es sencillamente por seguridad y confidencialidad, un ejemplo sería ‘Sharon‘, el nombre que usaba la reina Isabel II en ciertas ocasiones para pasar fuera de la atención de todos, o también ‘Cabbage‘ como la llamaba su esposo, el príncipe Felipe. Incluso la difunta princesa Diana llamaba al príncipe William ‘Wombat‘, mientras estaban de gira en Australia.
Esto se hacía con el fin de proteger la identidad de la realeza, en donde sus movimientos y acciones a realizar, debían ser cautelosos y sobre todo confidenciales. Cuando la reina Isabel II falleció, el secretario privado de la monarca, Sir Edward Young, informó a la primera ministra de ese entonces Liz Truss, utilizando el nombre en clave de ‘London Bridge is down‘ que en español significa “el puente de Londres ha caído”, referenciando posiblemente la rima infantil lugareña bastante popular “London Bridge is Falling Down”.