En medio de la profunda crisis matrimonial que vivió con el ahora Rey Carlos III, la ya fallecida Princesa Lady Di, también cayó en el círculo de la infidelidad, cosa que le permitió distraer su mente de tantos problemas, hasta el punto de enamorarse de uno de sus más conocidos amantes.
Lady Di, un buen día resolvió dejar de lamentarse de sus problemas con Carlos III y la familia real, por lo que no tardó en encontrar su primera aventura durante una fiesta organizada por su dama de compañía.
El afortunado que captó la atención de la princesa Diana fue James Hewitt, un guapo oficial de caballería de la Household Cavalry o guardia de la reina Isabel.
“Diana se apegó a Hewitt porque él le dio el afecto y la pasión que tanto anhelaba”, reveló su guardaespaldas Ken Wharfe en su libro de memorias Diana: Closely Guarded Secret.
En el Palacio de Kensington, residencia de Lady Di, estos amores eran ampliamente conocidos por el personal que trabajaba en la casa, de modo que cuando Wharfe tomó el puesto le advirtieron que ese era uno de los puntos críticos en la protección de la princesa.
“Como policías, no era nuestra labor moralizar, sino garantizar que ella estuviera a salvo, y eso significaba que el affaire permaneciera en secreto”, relató el escolta, que se convirtió en confidente de Diana.
Sin embargo, el amor que Diana tuvo por Hewitt no le impidió fijarse en otros hombres, como Barry Mannakee, un hombre que también era parte de su equipo de seguridad.
Un día, un guardia de seguridad de Carlos lo sorprendió en una actitud comprometedora con Diana, por lo que de inmediato fue retirado del servicio. Al año siguiente, Mannakee murió en un aparatoso accidente, su fallecimiento afectó profundamente a Diana.
Luego de sus citas sexuales con Hewitt, Diana quedaba muy feliz y lo celebraba conduciendo a gran velocidad en las calles de Londres, lo que le costó costosas multas de tránsito.
El ex guardaespaldas de Diana contó además que una vez le llevó 16.000 libras esterlinas, suma nada despreciable, para que se comprara un nuevo auto deportivo.
John Kennedy fué otro de los supuestos romances de Lady Di . La historia parece olvidar es el que tuvo el hijo del ex presidente de Estado Unidos, John F. Kennedy.
Aunque nunca se confirmó, la amiga íntima de Diana, Simone Simmons, escribió en su libro Diana: la última palabra, que en 1995 Kennedy le pidió una entrevista para su revista George, por lo cual ella, a pesar de negar la entrevista, lo recibió en su suite de Nueva York. Así se menciona en el libro:
«Comenzamos a hablar, y un paso tras otro, terminamos en la cama. Simplemente hubo química».
Otro amante de Diana fué James Gilbey, la relación entre este vendedor de coches y Lady Di era un secreto hasta que se publicaron las grabaciones de unas llamadas telefónicas de alto contenido erótico entre ambos.
Lo que el diario británico ‘The Sun’ nombró el «squidgyate», ella le llamaba a él «squidgy», y sin duda alguna, fué un auténtico escándalo en Reino Unido. En las conversaciones, la Princesa de Gales comparaba su situación con la de un personaje de la popular telenovela EastEnders y expresaba su preocupación de estar embarazada.
Y por último, Oliver Hoare; el fué uno de los grandes amigos de Carlos y también uno de los amantes más discretos de la princesa de Gales, jamás dió ninguna declaración acerca de este romance, él era 16 años más grande que Diana y se le recuerda como una persona culta, refinada y experta en la cultura árabe y persa.
Una de las anécdotas más sonadas es que Oliver tuvo que esconderse desnudo detrás de una maceta en el castillo de Kensington, o que cuando Diana y él terminaron su relación, ella le llamó 300 veces de manera anónima y guardando silencio.