El reciente brote del nuevo coronavirus de esta década, el renombrado COVID-19, ha puesto la humanidad entera en jaque en tan solo un par de meses, nos ha obligado a tomar medidas sin precedentes recientes como el confinamiento y aislamiento total de 3.000 millones de personas al rededor del mundo.
Este es un evento generacional que hemos tenido la “suerte” de presenciar y guardar en nuestras memoras como una anécdota para nuestros nietos. Además, es un pequeño descanso al planeta, un respiro de toda la actividad que desarrollamos y que afecta el libre curso de muchos ecosistemas y funciones del planeta, y están llegando cientos de buenas noticias al respecto.
En Europa la baja utilización de vehículos ha hecho que la contaminación llegue a mínimos históricos, en Hong Kong 2 pandas de exhibición en el zoológico notaron la falta de observadores, y en medio de su aburrimiento, sin nada mas que hacer, decidieron aparearse, algo que sus criadores buscaron que sucediera sin éxito por mas de 3 años. Entre todo esto, el ser vivo mas importante para la humanidad, también está resurgiendo.
Se trata de las abejas, quienes están aumentando sus números debido a que la ausencia de personas en las calles ha generado que muchos organismos vegetales encuentren espacios aptos para su crecimiento en los bordes de las calles, las aceras o en pequeños jardines que se han formado entre las grandes ciudades, el florecimiento de muchas especies ha atraído a muchas abejas que buscan polinizar sus flores.
Esta es una noticia alentadora luego de un reporte del UK Wildlife Trusts que afirma que al rededor del 41% de las especies de insectos están al borde de la extinción. El mismo informe asegura que, anualmente, estamos acabando con el 2.5% de los insectos a nivel mundial debido al uso irresponsable de insecticidas, la ocupación de sus espacios naturales para otros fines como agricultura y urbanización.
En el caso de las abejas, hemos perdido al rededor del 90% de su población natural, esto es grave debido a que las abejas son cruciales para la alimentación humana. Sin ellas, no habría vida en la Tierra. De cada 100 productos alimenticios, 70 dependen de su función de polinizadoras.
Si los cultivos comenzaran a fallar, no tendremos alimentos como las fresas, señaló Dave Goulson, profesor de biología de la Universidad de Sussex en el Reino Unido y autor del informe.